Ya hemos
visto en otras publicaciones de este blog la importancia que tienen
los grupos en la sociedad. Sin embargo, la pertenencia a un grupo no
supone que todo sean ventajas, hay también algunas desventajas.
Entre
los aspectos positivos de entrar en un grupo, podemos resaltar la
necesidad que tenemos los seres humanos de relacionarnos, pero
también es importante el autocontrol y las responsabilidades
comunes, el compartir, tener en cuenta las opiniones de los demás
componentes.
Entre
los aspectos negativos nos encontramos con la presión que el grupo
ejerce sobre el individuo, a veces nos dejamos llevar por las
opiniones de los demás, se pierde un poco de libertad individual.
Por otra parte, esa misma presión no afecta a todos por igual. A
veces esa presión es positiva.
¿Cómo
saber si la presión es positiva? Si las decisiones a tomar no están
encontradas con tus convicciones, tus creencias, cuando esa toma de
decisiones no afecta a tus ideas y no te enfrenta a tu familia o a
otros amigos y además sirve para mejorar las condiciones del grupo,
entonces esta presión es verdaderamente positiva. Obviamente, si lo
que el grupo pretende no pone en contra de todo lo anterior, esta
presión es sin duda “negativa”
No hay
pautas mágicas para formar un grupo. Depende de múltiples factores:
uno de ellos puede ser la compatibilidad entre los miembros. Las
convicciones, la igualdad social, política y económica, las
características físicas, intelectuales.
La lista
podría ser tan larga como ideas de grupo ya que podemos encontrar
agrupaciones de lo más diversas: deportivas, intelectuales,
políticas, por edades, etc, etc.
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