Plan de Formación.
Un Plan de
Formación es un documento elaborado por la empresa con una
finalidad: asegurar de una manera efectiva la formación de su
personal durante un periodo determinado. El Plan debe tener en cuenta
a las perdonas a quienes va dirigido, la manera en que se va a llevar
a cabo, el presupuesto, los resultados y por supuesto la evaluación.
La Formación se
define como una estrategia sistemática y planificada con la que se
pretende dar una mejor capacitación y actualizar los conocimientos y
habilidades exigidos por el continuo desarrollo tecnológico y lograr
una mejora de la competencia personal haciendo del trabajo una fuente
de aprendizaje y de satisfacción personal.
La Formación
¿Inversión o gasto?
Dejando al lado a
las grandes multinacionales y a las grandes empresas, que
efectivamente invierten en formación sumas importantes de dinero,
muchas empresas por lo general de propiedad familiar, y empresas de
tamaño medio y pequeño, no invierten nada en la formación de sus
empleados, ni siquiera al entrar en la empresa. Estos son más del
tipo que aprendan unos de otros. En la mayoría de las ocasiones, la
formación, se ve como un lujo para empresas a las que les va muy
bien, considerándola por tanto como un efecto de los beneficios y no
una causa de los mismos.
La razón por las
que unos piensan de una manera y otros de otra puede ser la confusión
entre los conceptos de gasto e inversión. Mientras el primero no
produce ningún beneficio, una vez hecho, el segundo; es susceptible
de proporcionar algún beneficio a medio o largo plazo. Si
consideramos la Formación como un gasto, es evidente que
intentaremos reducirlo o incluso eliminarlo. Por el contrario si lo
consideramos como una inversión, tenderemos a fomentarla en espera
que produzca algún beneficio futuro.
Por otra parte los
efectos, tanto positivos como negativos de contar o no contar con un
Plan de Formación son difíciles de cuantificar, los costes de la
actividad de formación, la documentación que se entrega, las horas
de trabajo empleadas, etc. Son cuantificables al céntimo. De ahí
que el enfrentar unos con otros se corre el riesgo de confundir los
gastos con inversión.
De todas formas
una empresa se planteará la necesidad de un plan de formación
dependiendo de la marcha de la empresa. Se puede pensar que si le va
bien, para qué la formación y si le va mal, no tendrá el
suficiente capital para invertir en un plan de formación.
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