jueves, 23 de febrero de 2012

Exposicion: La negociación.


Que es la negociación.

-El término negociación se utiliza con frecuencia para referirse a situaciones diversas. Hablar de negociación suele ser sinónimo de resolución de problemas de forma dialogante y pacífica. La negociación se produce porque hay conflictos que se desean resolver.
-La negociación vincula a dos o más actores interdependientes que enfrentan divergencias y que, en vez de evadir el problema o llegar a una confrontación, se entregan a la búsqueda conjunta de un acuerdo, de solución, de arreglo.
Caracteristicas de la negociación

-Las partes en confrontación defienden unos intereses,
-Los protagonistas se encuentran de forma voluntaria para resolver las diferencias,
-Su extensión es universal y generalizada,
-La relacion social establecida entre las partes supone unos intereses comunes y otros discrepantes,
-Hay una relacion de poder entre los protagonistas,
-Existe una relacion de interdependencia,
-La finalidad es influir sobre la percepción y la evaluacion que la otra parte hace de la situación, mediante amenazas, concesiones o promesas,
-Cada parte debe tener un objetivo y un margen de actuación
-Cada parte trata de ganar el maximo … se da un doble fenomeno de competición y colaboración.

Fases de la negociación
-La preparación es el periodo previo a la negociación propiamente dicha y es un tiempo que hay que emplear en buscar información y en definir nuestra posición:
Recopilar toda la información pertinente sobre nuestra oferta, sobre nuestros competidores y sobre la empresa con la que vamos a negociar.
Definir con precisión nuestros objetivos, la estrategia que vamos a utilizar y las tácticas que vamos a emplear.
También hay que contactar con aquellos departamentos de la empresa a los que les pueda concernir esta negociación con objeto de informarles y unificar criterios.
Hay que conocer con exactitud nuestro margen de maniobra: hasta dónde podemos ceder, qué tipo de acuerdos podemos firmar y qué otros requerirán autorización de los órganos superiores.
-El desarrollo de la negociación abarca desde que nos sentamos a la mesa de negociación hasta que finalizan las deliberaciones, ya sea con o sin acuerdo.
Es la fase en la que ambas partes intercambian información (definen sus posiciones), detectan las discrepancias y tratan de acercar posturas mediante concesiones.
Su duración es indeterminada, requiriendo frecuentemente altas dosis de paciencia. Por lo general no es conveniente precipitar acontecimientos, siendo preferible esperar a que las ideas vayan madurando.
-El cierre de la negociación puede ser con acuerdo o sin él.
Antes de dar por alcanzado un acuerdo hay que cerciorarse de que no queda ningún cabo suelto y de que ambas partes interpretan de igual manera los puntos tratados.
Una vez cerrado hay que recoger por escrito todos los aspectos del mismo. Es frecuente que en este momento las partes se relajen cuando, justo al contrario, conviene estar muy atentos ya que en el documento se tienen que precisar muchos detalles que hasta ese momento probablemente apenas se hayan tratado.
Por ejemplo, cláusulas de incumplimiento, indemnizaciones, prórrogas tácitas o expresas, jurisdicción pertinente, etc.
Un malentendido que no se detecte a tiempo o una cláusula del contrato que quede ambigua puede dar lugar el día de mañana a una disputa legal.
La negociación también puede finalizar con ruptura y aunque no conviene precipitarse a la hora de tomar esta decisión, es una posibilidad que conviene contemplar cuando se negocia.
Más vale no firmar un acuerdo que firmar un mal acuerdo.
La personalidad de los negociadores

Las caracteristicas personales de los negociadores intervienen en la efectividad del proceso y en la forma de llevarlo a cabo. Variables de la personalidad:
-Predisposición a percibir los hechos de una manera determinada, derivada de la limitación en la capacidad de atención, almacenamiento, recuperacion y tratamiento de la información.
-La orientación motivacional del negociador.
-Las actitudes de los negociadores (tendencia de confiar o desconfiar, autoritarismo, maquiavelismo (habilidad para manejar a los demas con astucia), tendencia ala conciliación, el autoconcepto, la ansiedad social y la asertividad)


Unos trucos para negociar mejor.

Conocer al contrario y sus características

En toda negociación externa a la empresa se debe estudiar a la parte contraria de la negociación. Conocer sus características, saber con qué personas nos vamos a encontrar en representación de la empresa, tener datos adecuados sobre el tema que nos vaya a ocupar.

Conocer sus puntos fuertes y débiles

Aunque existen muchos tipos diferentes de negociación, siempre ayuda mucho saber cuáles son los puntos de fortaleza del contrario y cuáles los más débiles. Casi siempre existe algún punto débil y ese hay que poderlo explotar en su momento.

Saber también los nuestros

Por supuesto que, tan importante como los de nuestros interlocutores y la empresa a la que representan, es el conocer muy bien los nuestros. Ellos los habrán detectado, previsiblemente. No nos deberían de coger nunca con la guardia baja y forzarnos en nuestra negociación utilizándolos. Siempre recordaré una negociación con Hacienda, en nuestra labor de asesores de un empresario determinado, en la cuál éste nos había ocultado ciertos datos sobre su patrimonio. En plena defensa de los intereses de aquel hombre, el inspector de turno sacó del cajón de la mesa información sobre esos datos y, aparte de cogernos desprevenidos, machacó la negociación por completo. ¡Teníamos un enorme punto débil y no lo sabíamos!

Defender y tapar el flanco de nuestras debilidades

Una vez conocidas nuestras debilidades, las de la empresa o causa por la que vamos a negociar y discutir, hay que montar unas buenas defensas. Y éstas ponerlas lo más lejos posible de nuestras posiciones. Así, si por cualquier causa, caen y son derribadas por el contrario que no entren ya a saco en nuestro territorio y nos zarandeen por todas partes. Hay que tener argumentos defensivos preparados por si vienen por ese lado. Y mantener el tipo sin debilidades, procurando salir pronto de ese fondo de la plaza.

Dominar el tema o asunto tratado

Naturalmente, se debe tener lo mejor preparado posible el tema o asunto sobre el que se va a negociar. Conocer todos los datos, las estadísticas, los precios, la competencia, los aspectos técnicos… lo que haga falta. Todo menos ir desnudo de datos, fiándolo todo a la suerte y a la valía personal.

No quemar nuestras mejores bazas a las primeras de cambio

En toda negociación, sobre todo en las que se presumen difíciles o duras, se deben de llevar bazas o puntos fuertes a esgrimir y a los que agarrarse. Y en ese caso, si es preciso sacarlas y ponerlas sobre la mesa, no se debe hacer precipitadamente y a destiempo. Pueden perder toda su eficacia. Hay que saber medir los tiempos y esperar el momento adecuado. Dejar ir confiadamente a la otra parte, para después salir con esas bazas que puedan dar un vuelco al asunto sobre el que se negocia.

Escuchar primero los argumentos del contrario

Aunque a veces se suele decir que la mejor defensa es un buen ataque, esto no siempre es cierto en una negociación. Siempre dependerá, por supuesto, de la estrategia elegida o de la más conveniente. Pero no es malo escuchar primero al contrario y saber qué quiere, qué tiene y a donde piensa o puede llegar. Además, eso permite estudiar bien sus palabras y sus gestos, incluido el lenguaje corporal siempre significativo.

Pero a veces es mejor salir el primero y con fuerza

No obstante lo anterior, en ocasiones es preferible salir a por todas de entrada. Bien porque nuestros argumentos son contundentes y no vale la pena perder el tiempo ni dar más vueltas. Otras veces será por todo lo contrario, ante falta, por nuestra parte, de argumentos sólidos. Una estrategia en estos casos, que tiene sus peligros pero -de perdidos, todos al río- puede ser salir fuerte con un farol en las manos. Puede funcionar si impresionamos al contrario y, en todo caso, de retroceder posiciones e ir a un acuerdo menor siempre habrá tiempo.

Poner dificultades u objeciones a sus argumentos

En las estrategias de una negociación es muy utilizado eso de ir poniendo dificultades, desmereciendo el producto y los argumentos del otro, objetando esto y lo otro. Es lo que suele hacer el que va a comprar un piso y, con cara seria y poco entusiasta, manifiesta que la cocina es pequeña, que el salón está mal orientado o que los baños son de mala calidad. Con esa táctica busca mejorar las condiciones de la compra si es que el vendedor está realmente interesado y forzado a vender. Aunque sea una actitud muy previsible, a veces funciona.

Ir jugando nuestras bazas ordenadamente y poco a poco

Es aconsejable, por lo general, ir mostrando nuestros argumentos progresivamente y, si es posible, de menos a más. Es decir, soltando primero artillería ligera para terminar con los gruesos bombazos de gran calibre. Normalmente, si realmente tenemos argumentos sólidos, suele ir desmoronando la resistencia del contrario. Es el momento de decir que no hay que mostrar nunca prisa por alcanzar un acuerdo. La aceleración hace que perdamos fuerza ante el contrario que, en ese caso, apretará más al verse fortalecido y crecido.

Tener paciencia y saber esperar

Por tanto, como acabamos de indicar, es bueno tener y mostrar paciencia siempre. No tener prisa. Saber esperar. El tiempo puede correr a nuestro favor si, por el contrario, la otra parte se acelera. Esa paciencia puede llevar a aparentar poco entusiasmo, a manifestar que hay que estudiar otras opciones o que hay que pensarlo bien.

A veces, hay que retirarse o amagar con la retirada

Este es un juego poco agradable y, a veces, arriesgado. Puede dar al traste con una operación. La que se está tratando de negociar. Pero, ante atisbos de impaciencia o de agresividad por la otra parte, una retirada real o ficticia, un amago de finalizar la entrevista dejándola inconclusa, puede resultar una estrategia fiable. En todo caso, suele quedar todo en el aire para otro día, si ambas partes están interesadas en algún acuerdo.

Desconcertar al contrario con algunas afirmaciones tajantes o argumentos o actitudes

Ante determinadas situaciones, el hacer o decir algo imprevisto o tajante, algo que el contrario ni espera ni entra en su estilo de negociación, puede cambiar el signo de ésta y permitir tomar la delantera, aunque sea momentáneamente. Es el caso, por ejemplo, de hacer una oferta o presentar unos argumentos diferentes y hasta opuestos a los que se estaban defendiendo. Ceder algo en unas pretensiones y aceptar algo o, por el contrario, poner más lejos el acuerdo. Es hacer o decir algo que el otro no espera en esos momentos y que le puede desarmar en la defensa de sus argumentos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

FORMACIÓN EN LA EMPRESA


            Plan de Formación.
Un Plan de Formación es un documento elaborado por la empresa con una finalidad: asegurar de una manera efectiva la formación de su personal durante un periodo determinado. El Plan debe tener en cuenta a las perdonas a quienes va dirigido, la manera en que se va a llevar a cabo, el presupuesto, los resultados y por supuesto la evaluación.

La Formación se define como una estrategia sistemática y planificada con la que se pretende dar una mejor capacitación y actualizar los conocimientos y habilidades exigidos por el continuo desarrollo tecnológico y lograr una mejora de la competencia personal haciendo del trabajo una fuente de aprendizaje y de satisfacción personal.


La Formación ¿Inversión o gasto?

Dejando al lado a las grandes multinacionales y a las grandes empresas, que efectivamente invierten en formación sumas importantes de dinero, muchas empresas por lo general de propiedad familiar, y empresas de tamaño medio y pequeño, no invierten nada en la formación de sus empleados, ni siquiera al entrar en la empresa. Estos son más del tipo que aprendan unos de otros. En la mayoría de las ocasiones, la formación, se ve como un lujo para empresas a las que les va muy bien, considerándola por tanto como un efecto de los beneficios y no una causa de los mismos.
La razón por las que unos piensan de una manera y otros de otra puede ser la confusión entre los conceptos de gasto e inversión. Mientras el primero no produce ningún beneficio, una vez hecho, el segundo; es susceptible de proporcionar algún beneficio a medio o largo plazo. Si consideramos la Formación como un gasto, es evidente que intentaremos reducirlo o incluso eliminarlo. Por el contrario si lo consideramos como una inversión, tenderemos a fomentarla en espera que produzca algún beneficio futuro.
Por otra parte los efectos, tanto positivos como negativos de contar o no contar con un Plan de Formación son difíciles de cuantificar, los costes de la actividad de formación, la documentación que se entrega, las horas de trabajo empleadas, etc. Son cuantificables al céntimo. De ahí que el enfrentar unos con otros se corre el riesgo de confundir los gastos con inversión.
De todas formas una empresa se planteará la necesidad de un plan de formación dependiendo de la marcha de la empresa. Se puede pensar que si le va bien, para qué la formación y si le va mal, no tendrá el suficiente capital para invertir en un plan de formación.