Hoy ha sido un día duro.
Las cosas no salen como uno quiere, o por lo menos, no suelen salir.
Nuestro espíritu es de naturaleza rebelde, pero cada vez nos ponen las cosas mas difíciles. Debemos elegir en nuestra vida sobre cosas mas o menos importantes y estas nos marcaran en mayor o menor profundidad. pero, ¿realmente somos libres de tomar las decisiones?
Antes dije que el ser humano tiene un espíritu rebelde, y lo tiene, queda probado por miles de hechos históricos y miles de proezas que ha realizado desde que puso un pie en La Tierra. Pero a su vez es cobarde y cómodo, tiene miedo al cambio, al rechazo y tiende a alcanzar una estabilidad moderada en su vida. Esto tiene su parte buena y su parte mala.
¿Qué es lo que quieres conseguir? un coche, una familia, una casa... Trabaja, mantén tu trabajo... lo cual es un problema. Nos enseñaran a lo largo del curso nuestros derechos como trabajadores, pero, ¿podremos defendernos?. Si tengo derecho a una subida de sueldo, protestaré para que me lo suban o por el contrario, callaré por miedo a que puedan despedirme... Visto desde cada uno de los puntos de vista personales tendríamos dispares respuestas, obviamente no es lo mismo que despidan al chaval de 20 años que vive con sus padres a que despidan al hombre de 40 con 2 hijos estudiando fuera de su casa...
Pero ¿podemos protestar?¿debemos hacerlo? Como ya digo cada persona toma sus propias decisiones las cuales tienen una consecuencia, positivas o negativas pero que no podremos nunca saber con absoluta certeza.
¿A caso hemos vendido nuestros ideales?
Si, la mayoría de las personas lo ha hecho y lo hará o lo seguirá haciendo por miedo a que cambie su vida, a que pueda empeorar.
Tenemos un futuro negro por delante, de eso hay que ser consciente, pero no por ello debemos tragarnos nuestros propios ideales, nuestra forma de ser o pensar, eso es lo que ellos quieren. En esta sociedad los de arriba se han dado cuenta que el ser humano es rebelde pero también muy miedoso, mientras tenga miedo lo único que hará será arriconarse, callarse y esperar que todo pase, que siga como está. Pero eso no soluciona nada.
